domingo, 9 de mayo de 2010

De una quinta a una celda tres por tres (Parte II)


El Corsa con los tres hombres rondó durante varios días las residencias Galerías Country. La puerta eléctrica de la entrada se había dañado, decidieron entonces que era el momento para ejecutar el plan de matar a Oswaldo Káram. Cuando llegaron la noche del sábado 20 de marzo habían arreglado la puerta, así que debieron esperar a que llegara un vecino. La única que entró a esa hora fue María Eugenia con el taxista.

La muerte de Káram se gestó en el barrio Santa Rosa, cerca de la avenida Andrés Bello. Allí, la casa de un hombre en silla de ruedas sirvió para los encuentros entre Luis Eduardo Rodríguez Carrillo y el exfuncionarios de la Disip, José Díaz, quienes, según la investigación policial, fueron los encargados de buscar a los que ejecutarían la muerte.

Después de varias “entrevistas” con delincuentes, Edgardo y Kleiber fueron los seleccionados para el trabajo.

Luis creció en Santa Rosa, por eso decidió buscar allí quien hiciera el trabajo. La policía descubrió que él mantiene un romance con la suegra de Káram, Raquel Hunter de Terán, de 54 años. Fue de allí de donde provino el plan.

Alicia Terán, de 39 años, pasó 10 años casada con el empresario Oswaldo Káram, accionista mayoritario de la clínica La Floresta y de otros centros de salud en Latinoamérica y Estados Unidos, además de ser propietario de acciones de un importante diario venezolano.

Tres hijos tiene la pareja. Pero Oswaldo y Raquel decidieron separarse cuando el mayor de los niños tenía 10 años. Ella se quedó en la quinta de su nombre, en Valle Arriba, y él rentó, el apartamento de Galerías Country.

En los seis años que ha durado el litigio de divorcio, Káram ha dicho que le ofreció a Raquel hasta ocho millones de dólares. También la casa, los carros, los escoltas y la manutención, para finiquitar la separación. Pero, al parecer, ella quería más que eso.

Cuando Luis Rodríguez decidió contratar a Edgardo y Kleiber, los testigos han relatado que se les dijo que les darían un millón de dólares cuando Raquel estuviera en poder de la herencia. Ellos pidieron dinero adelantado y les ofrecieron 150.000 Bs.F cuando se ejecutara la muerte. Pero exigieron hablar con la esposa y la suegra del empresario.

Madre e hija asistieron a principios de marzo a una reunión en el barrio Santa Rosa. Los vecinos miraron extrañados los lujosos BMW.

Cuando el plan de matar a Káram fracasó, Luis llamó a Raquel Hunter y ésta a su hija.
Los asesinos debían morir pues ellos eran el nexo entre los intermediarios y Raquel. Claro que eso lo acabaron haciendo ellos mismos.

Raquel llegó a la policía científica tres semanas después del intento de asesinato. En el piso 4, donde está la división contra Homicidios, le gritaba a uno de los funcionarios que lleva el caso.

-¿Usted sabe de dónde vengo yo ahorita? ¡De Miraflores! Yo quiero saber por qué están interrogando a mis escoltas. Este es un caso que hay que investigar bien.

El policía la miró de soslayo con una media sonrisa.

- Claro que lo vamos a investigar bien. Tenga la confianza. Por eso estamos interrogando a sus escoltas.

La aclaratoria no pareció calmarla.

El trabajo de la policía había demostrado el nexo de madre e hija con Luis Rodríguez; y, al menos un testigo, declaró que ellas fueron a Santa Rosa a reunirse con los asesinos.

Cerca de la media noche del 23 de abril, la policía llegó a la quinta Raquel con una orden de un tribunal para detener a la que inspiró el nombre de la residencia. Esa misma noche se llevaron también a su mamá, Raquel Hunter, de su apartamento en Las Mercedes.

Las acompañaban varios abogados. Cuando las hicieron entrar a la división de captura de la policía, Raquel preguntó.

- ¿Nos van a meter en esa celda?

Parte de la familia de Raquel no cree lo ocurrido, dicen que es un montaje para perjudicarla.

Madre e hija permanecían, hasta el domingo 9 de mayo, en una celda de tres por tres metros de la división de captura de la policía científica, cuyo baño es una letrina.
Káram supo que pretendían matarlo al día siguiente de haber visto a María Eugenia por el ojo mágico, y de inmediato tomó un avión a Nueva York. Volvió a Venezuela desde Panamá cuando su esposa y su suegra fueron detenidas. Estuvo en el país menos de 10 horas, sólo para declarar. Aún no podía creer lo ocurrido…

No hay comentarios:

Publicar un comentario